Descanso y dislexia

Un nuevo estudio realizado en Italia analizó el sueño de 16 niños con dislexia. Los resultados fueron publicados en la edición del 1 de octubre de la revista Sleep.

Los niños tenían una edad media de 11 años. Su sueño fue evaluado durante estudios del sueño realizados por la noche en un laboratorio. Los resultados fueron comparados con 11 niños que leen con normalidad.

El estudio encontró que los niños disléxicos tenían un porcentaje más alto de sueño ligero durante la fase 2 del sueño; tenían un menor porcentaje de sueño profundo. Estas etapas se producen durante la fase sin movimiento rápido de ojos (sueño NREM). Los niños con dislexia también tuvieron menos períodos de sueño REM.

En un análisis más detallado se encontraron diferencias adicionales durante la fase 2 del sueño. Los niños con dislexia tuvieron un aumento de la potencia de las rápidas ondas sigma cerebrales; además tuvieron un incremento en la densidad de "ejes del sueño" (en inglés, spindle). Hubo una correlación positiva entre estas medidas y el rendimiento de los niños en pruebas de lectura.

El denominado eje del sueño es una breve y rítmica ráfaga de actividad cerebral, única de la fase 2 del sueño. El incremento de densidad se refiere al número de ejes del sueño que se producen por minuto durante la etapa 2 del sueño.

Los niños disléxicos tenían un promedio de 6,2 ejes de sueño por minuto; lectores normales tenían solo 3,5 por minuto.

Informes del National Institute of Neurological Disorders and Stroke revelan que la dislexia es un tipo de problema de aprendizaje, implica un deterioro de la lectura que se produce en una persona que tiene una inteligencia normal.

Los autores sugieren que los aumentos en ejes de sueño y valores sigma pueden ser marcadores de la dislexia; estos marcadores pueden estar relacionados con la gravedad del deterioro en la lectura. Los resultados también respaldan la hipótesis de que el sueño juega un papel importante en el aprendizaje y la memoria.

Los autores señalan que solo otro estudio ha medido la actividad cerebral durante el sueño en los niños con discapacidades de lectura, los resultados fueron publicados en la revista Sleep, en el año 1993. Ese estudio encontró cambios similares en el descanso de los niños con tipo de problema en la lectura.